Palacio de la Diputación Provincial

Justo frente a la casa de los duques de Valencia, y al lado de la puerta de los Becerra, en los pies de Santa María, se alza el palacio de la Diputación Provincial, espacio reutilizado como pocos intramuros.

La fachada es un claro ejemplo de ello, tuvo una portada pseudogótica añadida en el siglo XIX. En la década de los 60 del pasado siglo comenzó a levantarse una reconstrucción de aires cacereñistas, con gran portada de medio punto, alfiz y escudos, muy similar a la actuación de la casa de las Cigüeñas. Pero la demolición del seminario viejo de San Pedro que se alzaba en la plaza de Galarza obligó a la reubicación de alguno de sus elementos singulares por parte del arquitecto González Valcárcel.

Ya dijimos que la portada principal se fue al Palacio Episcopal, y otras dos portadas, de menor tamaño, se instalaron en el contiguo y moderno edificio de Obras Públicas. La de la diputación es arquitrabada, con ménsulas, frontón, los inevitables escudos de Galarza (más otro esquinado sobre la fachada) y una ingenua representación mariana que se envuelve en una mandorla radiada. Ocupa la diputación dos solares. La parte que da a la plaza de Santa María, serían las antiguas casas de los Ulloa, señores de Malgarrida, y la parte que da hacia la calle Amargura la ocupó en su día el convento de Santa María de Jesús, en la zona inmediatamente inferior al cementerio de Santa María que, como ya se señaló, se situaba frente a la actual fachada del palacio de Carvajal. Hay que destacar que en la edad moderna éste era uno de los pocas calles que poseía nombre, la portería de Jesús.

Para hacernos una idea de las dimensiones del palacio, merece la pena bajar por Amargura, así como disfrutar de algunos elementos mucho menos conocidos de la fachada lateral, como la puerta donde estaría la entrada del cenobio. También podemos detenernos en la primitiva entrada del palacio de Carvajal y, adentrándonos un poco por la calle de la Gloria, veremos un edificio prácticamente ignorado: el solar de los Copete, de grandes dimensiones y bella portada adovelada.

Tenemos noticias de la existencia de un beaterio de damas nobles en este lugar desde comienzos del siglo XV, pero que probablemente ya estaría en ese lugar a finales del XIV. Poco a poco se adquirieron propiedades anejas y sus dimensiones fueron creciendo. A finales de aquella centuria ya estaban bajo la regla de San jerónimo. En el siglo XVI se produjo un fuerte enfrentamiento entre las jerónimas y el obispo Galarza, al querer éste someterlas a clausura siguiendo los dictámenes tridentinos. Siete años de enfrentamientos llevaría esta disputa en la que no faltaron insultos y gritos por parte de las religiosas al ordinario, excomuniones por parte de éste y un sin fin de anécdotas protagonizadas por aquellas nobles, que se veían encerradas en un convento sin vocación, y que no querían renunciar a su vida de sociedad.

La capilla --hoy desaparecida-- se levantó en la década de 1490 y su principal mecenas fue Alonso Golfín. Las familias nobles, especialmente Ulloas y Torres junto a Golfines, hicieron numerosas donaciones a este convento en el que encerraban a sus hijas no casaderas y que le dieron las notables dimensiones que hoy posee el edificio y que no se intuyen desde la pequeña fachada de Santa María. Al llegar el siglo XIX y los aires liberales de Mendizábal el convento de Jesús sufrió la desamortización y en 1870 se derribaron gran parte de sus construcciones. A raíz de ahí se dieron múltiples usos al antiguo convento: escuelas públicas, la escuela Normal, el Gobierno Civil y la diputación entre otros. En el zaguán existe una hermosa talla de Pérez Comendador, la zona noble con el Salón de Pasos Perdidos y el Salón de Plenos es notable, por no hablar de los fondos de la importante colección de arte de la Diputación, parte de los cuales se exponen aquí.